3. Las Personas Felices No Compiten
Es tan fácil caer en la trampa de querer ir siempre adelante. Ya sea con nuestro enfoque en nuestras finanzas, en nuestra familia o hasta incluso en nuestros ministerios, podemos llegar a estar concentrados en sólo querer más, tener más y hacer más. Es una norma cultural que nos ha sido inculcada desde nuestras primeras memorias en los juegos de deportes o las competencias en la escuela. Aunque es saludable querer siempre hacer el mejor esfuerzo, las personas felices comprenden que estar contentos se trata menos de ganar, y más de vivir una vida que valga la pena, una vida que irradie el amor, la gracia y la misericordia de Jesucristo. Una vida que no se enfoque en ser mejor que los demás, sino en bendecir a otros.
Por lo tanto, aunque tengamos 14 o 104 años, el secreto para vivir una vida feliz es decir “NO” a quejarse, a comparar y a competir, y en su lugar escoger mantener nuestro corazón y nuestra mente bien cimentada en nada menos que Cristo.
“Finalmente hermanos y hermanas, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).
Debra Fileta
Traduccción: Julie Núñez