- Corazones perversos demandan y anhelan atención y su mayor autoridad es su propia referencia.
No aceptan la retroalimentación, ni la crítica constructiva, y hacen sus propias reglas. Adaptan las escrituras para su propio ventaja pero ignoran y rechazan los pasajes que requieren la auto-corrección y el arrepentimiento. (Romanos 2:8; Salmo 10; 36:1-4; 50:16-22; 54:5-6; 73:6-9; Proverbios 21:24; Jueces 1:8-16).