Pan sin harina
Esto es lo que quiero que recuerdes: un sermón sin Cristo no es un sermón cristiano. Tampoco una canción, ni un tiempo de consejería, ni siquiera una amistad. El amado Charles Spurgeon lo dijo bien:
“Un sermón sin Cristo es como pan sin harina. ¿Que no hay Cristo en su sermón? Pues váyase a su casa y no predique más hasta que tenga algo que valga la pena predicar”, Charles Spurgeon.
Entonces, ¿me acompañas a desarrollar un “radar del evangelio”? Revisa tus sermones, revisa tu tiempo de consejería, revisa las canciones que cantas y escribes. Revisa las clases que enseñas, los artículos que escribes. Hazte, una y otra vez, la pregunta: Si Cristo no hubiera venido, ¿pudiera enseñar esto? ¿Pudiera cantarlo? Si la respuesta es afirmativa, y estás buscando que sea algo realmente cristiano, entonces vuelve otra vez al evangelio. Sin duda hay espacio para otras cosas, pero toda nuestra vida y ministerio debe estar informada y afectada por el evangelio del Cristo crucificado (1 Co. 2:1-2). De lo contrario, ¿por qué decimos que somos cristianos?
Este es un artículo escrito por Jairo Namnún originalmente publicado en COALICIÓN POR EL EVANGELIO. Publicado con permiso del autor. Todos los derechos reservados.
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