3) “Aunque pase por el valle de sombra o de muerte no temeré mal alguno porque tú estás conmigo” (Salmo 23:4).
Este hermoso versículo me recuerda que la muerte es solo una sombra, pasa solamente por un momento, pero no puede herir permanentemente al creyente. El predicador del siglo XVIII Dwight L. Moody lo describe así: “El valle de sombra de la muerte no posee ninguna oscuridad para los hijos de Dios. Tiene que haber luz, o de lo contrario no puede haber sombra. Jesús es la luz, El ha vencido la muerte.”