¿Cual es la causa de nuestros problemas con la oración?
Nuestro fracaso para buscar a Dios en oración y nuestra falta de deseo para conocerlo son barreras enormes que nos impiden encontrar o entender las respuestas a nuestras oraciones. A menudo oramos porque queremos que Dios nos de algo. La mayoría de nuestras oraciones son en efecto una lista de cosas que queremos Dios haga realidad de la noche a la mañana conforme a nuestros propósito y querer. Nuestras oraciones son solamente caprichos arraigados en nuestra pecaminosa naturaleza humana, que quizás sin saberlo conscientemente sólo resuenan como un: “dame, dame, dame” a los oídos de Dios. Sumergidos en un mundo material todo lo que podemos pensar en pedir es un mejor trabajo, mejor salud, una mejor casa, una mejor carrera y cosas por el estilo siempre y cuando sean mejores a lo que ya tenemos. De esta forma nunca oramos de acuerdo a los planes de Cristo ni tampoco apelamos a su gran bondad orando para tener un corazón más indulgente lleno del amor de Dios para predicar el evangelio. Por lo que nos levantamos de nuestras rodillas después de orar sintiéndonos más vacíos que cuando empezamos.
No llegamos a entender que la oración trasciende el mundo material para que podamos ver a Dios y su reino. La oración es la búsqueda de Dios, de su poder y propósito, este fue precisamente el ejemplo que Cristo nos dio. Él buscó primeramente al Padre en oración fervientemente pidiendo que fuera la voluntad del Padre la que fuera hecha en su vida mas nunca presentó una lista de peticiones que quería fueran hechas o cumplidas para Él.
En la noche previa a su crucifixión, Cristo públicamente revela su oración al padre cuando implora: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39) y de igual manera reitera que sea la voluntad de Dios la que sea hecha cuando “Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad” (Mateo 26:42). Jesús revela los deseos de su corazón a través de estas dos oraciones al pedir que sea la voluntad de Dios siempre soberana asi como también buscar la presencia de Dios. Cristo nos deja un ejemplo de oración que confía en la infinita sabiduría de Dios y su voluntad para que de esta forma nosotros oremos de acuerdo a la divina naturaleza de los planes de Dios.