Una oración por sanidad personal
Dios, tu me conoces tan bien. Tu me creaste. Tu conoces el número de cabellos sobre mi cabeza e incluso conoces los pensamientos concebidos en mi corazón antes de que los pueda verbalizar. Nos has dicho que vengamos a ti pidiendo todo lo que necesitemos en la vida. Tú eres Jehová-Rapha, el Dios que sana y solo tu tienes la palabra final sobre mi destino, del número de años que podré servirte aquí en la tierra.
Vengo a ti en este dia como tu hijo anhelando escucharte y pidiendo tu sanidad divina. Hay tantas cosas que no comprendo en la vida, pero si se que con un toque tuyo o con una palabra me puedes hacer nuevo. Por favor perdona mis pecados, límpiame de mi vanagloria, y comienza tu sanidad en mi de adentro hacia afuera.
No siempre sé cual es tu voluntad, Señor, especialmente en tiempos como este cuando desesperadamente busco tu rostro. No te ofrezco promesas, no quiero regatear, no quiero negociar nada por mi salud. Simplemente humillo mi corazón ante ti para decirte el deseo de mi corazón: que quiero pasar cuantos años sean posible amándote a ti y a los demás aquí en la tierra hasta que pueda ser más como tu. Cómo y cuándo, eso te lo dejo a ti mi Dios. Si decide escoger doctores para proveer sanidad, dales la sabiduría para saber lo que hacen. Sin importar cómo lo hagas, la sanidad que tú otorgas es siempre milagrosa y tu mereces mi adoración.
Creo absolutamente que tu tienes el poder para sanar. Tú Señor Jesús lo demostraste aquí en la tierra y hoy lo sigues haciendo. Aun cuando mi fe flaquea, dices que soy suficiente, y que valgo la pena, por lo que se que tu ya tienes mi vida y mi corazón en tus manos. Si te puedo dar más gloria a través de mi sanidad entonces eso es lo que deseo y lo que pido.
Pero si tu respuesta es no, o un todavía no, se que tu gracia es suficiente para mi. Al fin de cuentas, lo que deseo es que tu voluntad sea la mía. Espero con ansias pasar la eternidad junto a ti. Pero si a ti te ha placido darme más años aquí en la tierra, no solo te pido por sanidad física, sino por una completa renovación y fortalecimiento de mi corazón y alma. Todo lo que soy te pertenece. Ayudame a hacer de este tiempo una fortaleza en contra de los “que hubiera sido si” y transformarlos en una fe sin dudas ni titubeos. Decido honrarte y darte gloria. En el nombre de Cristo Jesús. Amén.
-Rebecca Barlow Jordan