- Bendición del arbolito de Navidad (Salmo 96 y Ezequiel 17)
“Cantad a Dios un cántico nuevo; cantad al Señor de toda la tierra. Cantad a Dios y alabad su santo nombre; proclamad su salvación día tras día. Declarad su Gloria a todas las naciones sus maravillas a la gente. Grande es el Señor y digno de alabar, temido es entre todas las deidades. Pues las deidades de las naciones son ídolos, pero el Señor hizo los cielos. Esplendor y majestad delante de Él; fuerza y gloria son su santuario. Atribuyan a Dios sus familias, atribuyan a Dios la fuerza y la gloria debidas a su nombre, traed ofrenda a su santuario. Alabad a Dios por el esplendor de su Santidad, tiemble delante de Él la tierra. Digan las naciones: “¡El Señor Reina!” El mundo está firmemente establecido, no se puede mover, y Él juzgará a la gente con equidad. Que los cielos se regocijen, la tierra se alegre, los mares rujan. Que los campos esten jubilantes y todo en ellos, dejad que los árboles del bosque canten de alegría. Dejad que toda la creación de regocije delante de Dios, pues Él viene, y viene a juzgar a las naciones de la tierra. El juzgará a las naciones con justicia y a su pueblo con fidelidad.”
–Salmo 96
“Así dice el Señor DIOS: Yo también tomaré un renuevo de lo más alto de la copa del cedro y lo plantaré; arrancaré de la punta de sus renuevos uno tierno y lo plantaré en un monte alto y eminente. En el alto monte de Israel lo plantaré; extenderá ramas y dará fruto, y llegará a ser un cedro majestuoso. Debajo de él anidarán toda clase de aves, a la sombra de sus ramas anidarán. Y todos los árboles del campo sabrán que yo soy el SEÑOR; humillo al árbol elevado y elevo al árbol humilde; seco al árbol verde y hago reverdecer al árbol seco. Yo, el SEÑOR, he hablado y lo haré.”
–Ezequiel 17:22-24