Normalmente en el periodo de fin de año las personas acostumbran hacer planes para el año que está por iniciar. Establecen metas que desean o que necesitan cumplir, y al menos al principio, se muestran muy dispuestas a emprender los esfuerzos necesarios para alcanzar dichas metas.
Confieso que yo no tengo la costumbre de hacer todo esto; normalmente mis planes no están ligados a la llegada de un año nuevo, sin embargo, en este periodo donde la planeación de metas son muy comunes es necesario tener algunos puntos importantes en consideración.
Primeramente necesitamos saber que absolutamente todo está bajo el control de nuestro bondadoso Dios y nuestro futuro ya fue determinado. El rey David reconoce esa soberanía cuando escribe en el Salmo 139:16 “Tus ojos vieron mi embrión, y en tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo de ellos”. No estoy diciendo que esta mal hacer planes, pero antes de planear cualquier cosa, necesitamos estar conscientes de que nuestro futuro está en las manos de Dios. No obstante, “saber” no es suficiente, necesitamos también poner ese conocimiento en práctica. ¿Pero como? Simplemente absteniéndose de actuar como niños mimados que piensan tener el derecho absoluto de tener sus deseos y voluntades cumplidas y satisfechos sin quejarse cuando los planes se desmoronan. Debemos recordar de que somos nosotros los que debemos adaptarnos a los planes de Dios y conformarnos a su voluntad y no al contrario. A pesar de que es obvio no siempre actuamos como si fuéramos siervos del Dios vivo, en vez de eso, creemos que es Dios quien tiene que cumplir nuestra voluntad “en la tierra como en el cielo”. Recordemos lo que dice la escritura en Proverbios 19:21 “Muchos son los planes en el corazón del hombre, más el consejo del SEÑOR permanecerá”.
En segundo lugar, y teniendo el primer punto bien en claro en nuestras mentes y corazones, necesitamos poner atención a los tipos de planes que estamos haciendo. Planes relacionados a nuestra carrera profesional, estudios, viajes, relaciones, matrimonio, siempre son muy comunes. Y es muy bueno que nos planteemos todos estos planes y metas, sin embargo, a veces nuestros planes pueden revelar algo oscuro sobre nosotros mismos.
¿Será que nos preocupamos tanto por nuestros devocionales biblicos [y crecimiento espiritual] de la misma forma como nos preocupamos por nuestros planes de estudio? ¿Será que nos sacrificamos más para apartarnos de nuestros pecados de lo que sacrificamos para viajar el fin de año? Si podemos responder “no” a estas preguntas puede ser muy probable que estemos cultivando ídolos en nuestros corazones. Si nuestros planes están enfocados solamente en los bienes materiales, tenemos que recordar que estamos presentes en este mundo solo de paso, que en realidad somo peregrinos. “Porque los que dicen tales cosas, claramente dan a entender que buscan una patria propia” (Hebreos 11:14). Es obvio que los planes que mencione antes, son todos legítimos, mas lo que tiene que predominar en nuestra mente es la preocupación de vivir para agradar a Dios en nuestra vida espiritual y asegurarnos que nuestra comunión con nuestro Señor debe ser mucho más importante que cualquier otra meta. Seria bueno que podamos seguir los pasos de los patriarcas citados por el escritor del libro de Hebreos 11:16: “Pero en realidad, anhelan una patria mejor, es decir, celestial. Por lo cual, Dios no se avergüenza de ser llamado Dios de ellos, pues les ha preparado una ciudad”.
Después de haber leído este artículo, quisiera invitar al lector a reflexionar sobre sus planes para el próximo año. ¿Será que sus planes son agradables para Dios, o son solamente un reflejo de un corazón inclinado a las cosas de este mundo? ¿Porque si hasta el comer y beber deben de ser para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31), porque entonces nuestros planes y metas deberían tener un enfoque diferente? Que Dios nos bendiga y nos conceda la gracia de tener nuestros planes y metas enfocados en el deseo de agradarle a Él y que este deseo sea un propósito para toda nuestra vida.
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Esta es la traducción de un artículo escrito por Lucas quaresma originalmente publicado en el blog de Inconformados. Traducido y publicado con permiso del autor.
Lucas Quaresma tiene 25 años y está formado en Ingeniería Informática. Originário de Rio de Janeiro es miembro de la iglesia presbiteriana de Ponta D’areia en Niterói, Brasil.
Encuentre el artículo original en Portugués aquí: Planejando pra glória de Deus
**Traducido al Español por Ernesto Santiago