- Orar con sencillez
Pensamos que nuestras oraciones deben de ser palabras de pasión y de persuasión para que Dios las escuche, cuando la realidad es que Dios siempre escucha nuestras palabras y conoce nuestras intenciones.
Bien dijo Martín Lutero: “Entre menos palabras mejor es la oración” ¿No esto algo alentador? El poder hablar con el Dios del universo como si estuviéramos hablando con un amigo o pariente. Nuestras oraciones no necesariamente tienen que ser largas, Dios se deleita en nuestra comunicación con Él, ya sea que tan solo digamos cosas como: “Señor, yo te amo” Dios aprecia y atesora las oraciones de una madre angustiada que tan solo clama a Dios diciendo: “Por favor, sana a mi hijo” De la misma manera contesta la petición más sencilla como: “Por favor dame fuerzas”