2. Pida con valentía y sin temor.
Dios quiere que pidamos con valentía y confianza en Su gran amor por nosotros.
Recuerde cuando la mujer sirofenicia, gentil, le pidió a Jesús que echara fuera el demonio de su hija. Jesús le contestó que no era bueno tomar el pan de los hijos de Israel y echarlo a los perrillos gentiles. Ella no salió de allí desanimada y derrotada, sino que se esforzó más y le dijo, “Es cierto, Señor; pero aun los perrillos debajo de la mesa comen las migajas de los hijos (Marcos 7:28).” Solo por esa respuesta valiente, Jesucristo inmediatamente contestó su petición y sanó a su hija.
Si Dios todavía no ha contestado alguna de sus oraciones, no se vaya desanimado de la presencia de Dios. Él no le ha abandonado. A veces, se tarda un poco para preparar nuestro corazón para recibir grandes bendiciones.
Hable con Dios. Razone con Él, como lo hizo esta mujer. Ella no solo recibió “migajas” de la mesa, sino que recibió exactamente lo que había pedido.