1. Pida específicamente.
Cuando yo estaba orando por mi reunión difícil con mi amigo, le dije a Dios sinceramente: “Te pido por mi tiempo hoy con mi amigo, que sea bendecido por Ti.”
Sorprendentemente, Dios simplemente me contestó: “¿Algo más específico?”
Esta respuesta me pasmó tanto, que casi volteé a mi alrededor para ver quién lo había dicho. Pero después pensé en la ocasión cuando Jesucristo se encontró con Bartimeo, el mendigo ciego. Era obvio lo que el ciego necesitaba, pero “Jesús le dijo: ¿Qué deseas que haga por ti? Y el ciego le respondió: Raboní, que recobre la vista.
Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha sanado. Y al instante recobró la vista, y le seguía por el camino” (Marcos 10:51-52).
¡Dios quiere que le pidamos en grande y específicamente, aun por lo que parece imposible, como recibir la vista!