El dinero. Es el tema de género que no muy bien nos gusta tocar. El tipo de tema que evitamos y que nos hace sentir incómodos cuando es evocado. A menudo esto es porque abordamos el tema de una manera culpante o simplemente porque estamos muy sujetos y somos muy aprensivos al dinero.
Podemos sinceramente reflexionar y preguntarnos: ¿si dar de nuestro dinero [como ofrenda] al Señor nos concierne a nosotros también? ¿Aún si soy muy joven y sólo tengo poco para dar?
Ser Dadivosos También Concierne a los Jóvenes
A menudo pensamos que dar de nuestro dinero al Señor es exclusivamente de los adultos o de aquellos que trabajan y pensamos que como todavía tenemos tiempo para crecer, dar de nuestros recursos todavía no nos concierne los jóvenes.
Por lo tanto, pensar de esta manera es ver de lo que damos como una simple meta y no como una ofrenda de que proviene del corazón. Esto hace que veamos a nuestros dones como una tarea aburrida que intentamos dejar para más tarde. De acuerdo a la Biblia nosotros debemos de dar, no por obligación sino por gusto propio con alegría de corazón “porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7). Debemos dar conscientes de corazón que nuestro dinero [como ofrenda] no es solamente para nosotros, sino que ayuda a otros en el servicio del Señor.
¿Podemos Dar en Cantidades Pequeñas? ¡No Hay Problema!
Claro está que los estudiantes y los jóvenes no se pueden dar el lujo de dar cantidades enormes, además, este pensamiento simplemente nos puede frenar o intimidar para que no demos nada en absoluto.
Personalmente esto fue un gran obstáculo para mi. Me decía a mi mismo: “No tengo mucho para dar. ¿De qué sirve que de? Pensamos que nuestras pequeñas cantidades no sirven para nada o no son lo suficientemente útiles para la obra del Señor.
¿Pero? ¿A caso no encontramos en la Biblia el ejemplo de una viuda muy pobre que solamente dio dos monedas como ofrenda? Esta historia la encontramos en Lucas 21.
Esta viuda se encontraba rodeada de gente rica (quienes daban grandes sumas de dinero en el arca de las ofrendas) y bien pudo haberse dicho que sus dos moneditas no serían de gran uso… de igual manera ella pude tener algo de vergüenza por solo poder dar tan poco. ¿Pero qué dijo el Señor Jesús acerca de lo que dio la viuda?
“y dijo: En verdad os digo, que esta viuda tan pobre echó más que todos ellos; porque todos ellos echaron en la ofrenda de lo que les sobraba, pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para vivir” (Lucas 21:3-4).
Con sus dos pequeñas monedas, ella dio más que todos los otros. ¿Porqué? Por qué ellas dió sus primicias y las dió de todo corazón.
Esta enseñanza es buena para nosotros, los jóvenes. No nos engañemos con la mentira de que no sirve para nada dar pequeñas cantidades. ¡Demos regocijados con el corazón pleno y contento!
Nuestro Dios estar por encima de todo, infinitamente grande e infinitamente poderoso. ¿Es verdad que Él necesita de nuestro dinero?Si recibe dos monedas o diez mil, ¿no podría Él lograr su voluntad de qualquier manera? Por supuesto que sí. Lo que Dios quiere antes de todo es que nuestra ofrenda provenga de nuestro corazón. Creamos y estemos convencidos, no tengamos miedo de dar, al contrario sepamos en fe que Dios hará.
¿Porque Dar?
Dar es más que un simple mandamiento que obedecemos. Es la expresión de nuestro gratitud. Es el testimonio que nuestros bienes no nos pertenecen que son de Dios. Es una manera de expresar nuestro amor por Dios y nuestro amor por otros.
El apóstol Pablo dice en 1 Corintios 6:19-20: “¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Si nuestro propio no nos pertenece a nosotros mismos, ¿cómo pueden los demás bienes que poseemos fuera del cuerpo ser nuestros? Cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y nos convertimos en discípulos de Jesucristo ¿no dejamos que Él se convierta en Señor de nuestra vida? Humildemente debemos confesar que tenemos tantas cosas y dominios que es difícil abandonarlos. Pero como contamos con la gracia de Dios podemos ir de progreso en progreso (1 Tesalonicenses 4:1).
Recordemos que el mismo Señor Jesús dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35). ¡Y verdaderamente que sí lo es!
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Este es un artículo escrito por Benjamín E originalmente publicado en La Rébellution un ministerio en Francia que tiene como meta “una rebelión de la juventud en contra de las expectativas mediocres de la cultura cotidiana”. Publicado con permiso del autor. Todos los derechos reservados.
Encuentre el artículo original en: Donner de son argent au Seigneur : moi aussi ?
**Traducido al Español por Ernesto Santiago