Pregunta: “¿Qué es un infiel?”
Respuesta: La palabra infiel simplemente significa “sin fe” o “contra la fe.” Un infiel es una persona que rechaza la religión. Sin embargo, el aún más famoso término de infiel ha sido relacionado con un sitio del Internet que ataca la fe cristiana – Infidels.org. Los infieles del Internet, que también se presentan bajo el nombre de Secular Web, es uno de los principales sitios web para los ateos y naturalistas en el Internet. Su objetivo es defender y promover una cosmovisión naturalista en el Internet. El apologista cristiano J.P. Holding ha dicho, “la Red Secular tiene unas cuantas personas inteligentes, pero en general, ha sido durante mucho tiempo un paraíso para que cada sabihondo escéptico, pronuncie juicios sobre temas fuera de su competencia.”
El propósito de este artículo no es proporcionar una refutación completa de cada tema que surge de Infidels.org. Más bien, el propósito es señalar solo algunas de las múltiples falacias detrás de este sitio del Internet.
¿Qué es un infiel? – niega la existencia de Jesús
Entre los reclamamos de Infidels.org, está la tesis de que Jesús nunca existió, una hipótesis que durante mucho tiempo ha rondado alrededor de los márgenes de la investigación científica del Nuevo Testamento, pero que nunca ha sido capaz de atraer el apoyo de algún importante cuerpo de eruditos. Marshall J. Gauvin en su artículo “¿Alguna vez vivió Jesús?” establece categóricamente que “los milagros no suceden. Las historias sobre milagros son mentira. Por tanto, los documentos en los que las narraciones milagrosas están entretejidas con presuntos hechos, son poco fiables, para aquellos que inventaron el elemento milagroso, podrían más fácilmente haber inventado la parte que era natural.” Si uno va a afirmar una cosmovisión naturalista, al asumir que los milagros son imposibles, entonces uno puede fácilmente intentar probar una cosmovisión teísta, asumiendo la existencia de Dios. De cualquier manera, el argumento es auto-refutable.
La incompetencia de Gauvin y su absoluta incomprensión de los problemas actuales, resultan más evidentes en el siguiente párrafo:
Sobre la teoría de que Cristo fue crucificado, ¿cómo vamos a explicar el hecho de que durante los primeros ocho siglos de evolución del cristianismo, el arte cristiano representaba a un cordero, y no a un hombre, sufriendo en la cruz por la salvación del mundo? Ninguna de las pinturas en las catacumbas, ni las esculturas en las tumbas cristianas, representaban una figura humana en la cruz. En todas partes era mostrado un cordero como símbolo cristiano – un cordero cargando una cruz, un cordero a los pies de una cruz, un cordero en una cruz. Algunas figuras mostraban al cordero con una cabeza humana, hombros y brazos, sosteniendo una cruz en sus manos – el cordero de Dios en proceso de asumir la forma humana – el mito de la crucifixión haciéndose una realidad. A finales del siglo VIII, el Papa Adriano I, confirmando el decreto del sexto Sínodo de Constantinopla, ordenó que a partir de entonces, la figura de un hombre debiera tomar el lugar del cordero en la cruz. Le tomó al cristianismo ochocientos años desarrollar el símbolo de su Salvador sufriente. Por ochocientos años el Cristo en la cruz fue un cordero. Pero si Cristo realmente fue crucificado, ¿por qué por tanto tiempo su lugar estuvo usurpado por un cordero? A la luz de la historia y la razón, y en vista del cordero en la cruz, ¿por qué debemos creer en la crucifixión?
Argumentos como ese, no deben requerir ningún comentario para los cristianos que tengan siquiera conocimientos básicos de la Biblia. Gauvin ni siquiera menciona el ícono del cordero de Pascua del cristianismo; seguramente al menos es digno de mencionarse
Enfoquémonos primeramente en tres puntos surgidos de los artículos de Infidels.org en el Internet. Éstos son la falta de referencias seculares, la comparación de los Evangelios legítimos con fuentes gnósticas, y las presuntas similitudes con el paganismo.
Primero, consideremos la referencia a Jesús hecha por Josefo. Gauvin escribe:
En los finales del primer siglo, Flavio Josefo, el célebre historiador judío, escribió su famosa obra sobre “Antigüedades Judías.” En su obra, el historiador no hace mención de Cristo, y por doscientos años después de la muerte de Josefo, el nombre de Cristo no aparece en su historia. En esos tiempos no había impresoras. Los libros eran multiplicados mediante el copiado. Por lo tanto era fácil añadir o cambiar lo que un autor había escrito. La iglesia sintió que Josefo debía reconocer a Cristo, y el historiador muerto estaba hecho para ello. En el siglo cuarto, apareció una copia de “Antigüedades Judías” en la cual se encontraba este pasaje: “Ahora por este tiempo vivió Jesús, un hombre sabio si en efecto deberíamos llamarlo hombre, porque fue realizador de obras maravillosas; maestro de aquellas personas que gustosamente aceptaron la verdad. Él atrajo tras de sí, tanto a muchos de los judíos como a muchos de los gentiles. Él era el Cristo. Cuando Pilatos, a instancias de los principales hombres de entre nosotros, lo condenó a ser crucificado, aquellos que lo habían amado desde el principio, no lo abandonaron; porque se les apareció vivo nuevamente al tercer día, como los divinos profetas habían profetizado estas y otras diez mil cosas maravillosas acerca de él; y la tribu de los cristianos, así llamada por él, aún no ha desaparecido hasta el día de hoy.”
Es verdad que rara vez se cuestiona que este pasaje de Antigüedades Judías contenga algunas interpolaciones que posteriormente fueran insertadas por escribas (una minoría muy pequeña de eruditos, sostiene que la totalidad de este pasaje es genuina). Pero los Infidels.org del Internet, aparentemente se refieren a la teoría de la “interpolación total.”
¿Cuáles son las razones para aceptar este pasaje como parcialmente genuino, una vez que las interpolaciones evidentes han sido quitadas? Tal vez el factor más importante que lleva a los eruditos a aceptar la posición de una autenticidad parcial, sea que una parte substancial del pasaje, refleja el lenguaje y estilo típico de Josefo. Además, cuando las evidentes interpolaciones de los escribas son retiradas, el núcleo del pasaje restante resulta coherente y bien fluido.
Una cantidad sustancial de esta referencia a Jesús, es considerada por la mayoría de los eruditos como característica de Josefo, y sólo unas pocas frases son obviamente cristianas. Por otra parte, muchas de las frases de Josefo, no se encuentran en la literatura cristiana primitiva, y sí se encuentran frases o términos que los cristianos no habrían utilizado. Luego está una frase que cualquier escriba cristiano habría reconocido como un error (“él atrajo tras de sí tanto a muchos de los judíos como a muchos de los gentiles.”).
Es interesante que Gauvin falle en mencionar la otra referencia de Jesús en los escritos de Josefo – la autenticidad de la cual, la mayoría de los eruditos aceptan casi en su totalidad:
Pero el joven Anás quien, como dijimos, recibió el sumo sacerdocio, era de una disposición audaz y excepcionalmente osado; siguió el partido de los saduceos, quienes son severos en juzgar sobre todos los judíos, como ya hemos mostrado. Por lo tanto, como Anás era de tal disposición, que pensó que ahora tenía una buena oportunidad, puesto que Festus había muerto, y Albino estaba todavía en camino; reunió un Consejo de jueces y trajo ante él al hermano de Jesús el auto-llamado Cristo, cuyo nombre era Santiago, junto con algunos otros, y habiéndolos acusado de quebrantar la ley, los entregó para ser dilapidados.
La mayoría de los eruditos consideran éste como un auténtico pasaje por las siguientes razones:
1.No hay evidencia textual contra este pasaje. Se encuentra en cada uno de los manuscritos de Antigüedades Judías. Esto también, por cierto, se aplica al pasaje ya mencionado.
2. Hay un uso específico de terminología no cristiana. Por ejemplo, la designación de Santiago como el “hermano de Jesús” contrasta con la práctica cristiana de llamarlo el “hermano del Señor.” Por tanto, el pasaje no concuerda ni con el Nuevo Testamento, ni con la usanza del cristianismo primitivo.
3. El énfasis del pasaje no está en Jesús, ni siquiera en Santiago, sino en el sumo sacerdote Anás. No hay elogios ni para Jesús ni para Santiago.
4.Gauvin prosigue con su argumento:
En los “Anales” de Tácito, el senador e historiador romano, hay otro pasaje corto que habla sobre “Christus” como el fundador de un partido llamado Cristianos – un grupo de gente “que era repudiada por sus crímenes.” Estas palabras se encuentran en el relato de Tácito sobre el incendio de Roma. La evidencia para este pasaje, no es más fuerte que la descrita en el texto de Josefo. No fue citada por ningún escritor antes del siglo XV; y cuando se mencionó, solo había una copia de los “Anales” en el mundo; y esa copia se supone haber sido hecha en el siglo VIII d.C., – seiscientos años después de la muerte de Tácito. Los “Anales” fueron publicados entre el 115 y el 117 d.C., casi un siglo después del tiempo de Jesús; así que el pasaje, aunque sea genuino, no probaría nada en cuanto a Jesús.
Esto es sencillamente perder el punto. La existencia de Jesús no fue impugnada en la Palestina del primer siglo, y las referencias negativas de Tácito y otros más sobre Jesús, proporcionan una poderosa evidencia de que al menos Jesús fue conocido como una persona real, una figura prominente en el primero siglo. ¿Por qué estos comentaristas negativos no negaron Su existencia? ¿De dónde obtuvieron su información? Además, la minuciosa investigación, es uno de los más famosos atributos de Tácito. Su confiabilidad como historiador, actúa en contra de que haya tomado prestada información carente de sentido crítico de cualquier fuente. Es imposible que Tácito haya obtenido su información de los cristianos, por el tono negativo de la referencia.
¿Estaría inclinado Tácito a repetir simplemente lo que le hubiera dicho la gente que le disgustaba? Después de todo, cuando reporta la historia y creencia de los judíos, a quien él despreciaba tanto como a los cristianos, parece bastante obvio por las descripciones despectivas de Tácito que no se inclinaba a consultar “la perspectiva” de los judíos, ni siquiera la de los “informantes judíos.”
Gauvin omite mencionar las otras referencias primitivas seculares sobre Jesús, incluyendo la que se encuentra en el Talmud y en los escritos de Luciano, Plinio, Suetonio, Tácito, y Thallus. Pero aún si supusiéramos que no hubiera referencias seculares de Jesús del siglo I o principios del II, aún así tendríamos un caso muy sólido para Su existencia. ¿Por qué? Si los seguidores de Jesús hubieran decidido fabricar a un Jesús mítico, y le atribuyeran palabras, en un esfuerzo por hacerlo parecer como alguien que afirmó su autoridad Mesiánica, surgen una cantidad de problemas. Primero, ciertamente parece que lo hicieron de la manera totalmente equivocada. Si su objetivo era iniciar una nueva religión, habría sido aconsejable enmarcarlo de acuerdo a las expectativas de aquellos que procuraban convencer. El concepto judío de un Mesías, era un gran líder militar, quien los llevaría a la conquista contra sus opresores romanos. Segundo, los eruditos modernos, concuerdan unánimemente, en que los discípulos sinceramente creían en lo que estaban proclamando (entre otras razones, estuvieron gustosos de sufrir muertes inhumanas por ello, sin renunciar a su causa). Tercero, que la primera proclamación de los primeros cristianos después de la resurrección fue en Jerusalén (donde el ministerio público de Jesús se había realizado), de alguna manera estaban limitados en términos de material disponible para su fabricación. Si la existencia de Jesús fue una invención, seguramente ellos habrían predicado en Roma o en cualquier otro lugar, tan lejos como fuera posible de los testigos oculares.
Además, hay que considerar la situación que enfrentaban los discípulos después de la crucifixión. Su líder había muerto y los judíos tradicionalmente no creían en un Mesías muerto, mucho menos en un Mesías resucitado. De hecho, las creencias judías ortodoxas sobre el más allá, impedían que cualquiera se levantara corporalmente de entre los muertos a la gloria e inmortalidad, antes de la resurrección general en el fin del mundo. La interpretación rabínica respecto a las profecías concernientes a la resurrección del Mesías, era que Él sería levantado de entre los muertos al final de los tiempos, junto con todos los demás santos muertos. Entonces, es significativo que los discípulos no tuvieran la disposición necesaria hacia una resurrección corporal, porque era contra-cultural, dada la prominente mentalidad judía. Tal vez esto es por lo que, como Juan testifica en su relato (Juan 20:9), después de descubrir la tumba vacía “… aún no habían entendido la Escritura, que necesario que él resucitase de los muertos.” Si los discípulos hubieran fabricado un ideal, indudablemente habrían postulado al menos una resurrección espiritual, ya que una resurrección física y corporal, podría haberse expuesto despiadadamente con la presencia de un cadáver. En cambio, ellos hablaron de hecho, de la resurrección del cuerpo físico, que de ser falso, representaba tomar un enorme riesgo, si en algún momento el cuerpo hubiera sido descubierto. En vez de eso, ellos creían literalmente en la resurrección, porque ellos mismos lo habían presenciado. Los líderes religiosos de esos días no querían nada más que sofocar el cristianismo.
Una razón final por la que es muy difícil que los seguidores de Jesús hubieran fabricado un Jesús mítico, es la de Su muerte por crucifixión. De acuerdo a la ley judía, la ejecución de Jesús, al colgarlo sobre un madero, lo mostraba como un hombre que literalmente estaba maldito por Dios (Deuteronomio 21:23). La crucifixión era indudablemente una catástrofe para la mentalidad de la iglesia primitiva, porque efectivamente había demostrado que el consejo de los fariseos y judíos estaban en lo correcto, y que los discípulos habían dejado sus hogares, familias y posesiones para seguir a un hereje, a un hombre literalmente maldecido por Dios.
¿Qué es un infiel? – declaraciones equivocadas
De acuerdo a Gauvin:
En los primeros siglos había muchos Evangelios en circulación, y un gran número de ellos eran falsificaciones. Entre estos estaba el “Evangelio de Pablo,” el “Evangelio de Bartolomé,” el “Evangelio de Judas Iscariote,” el “Evangelio de los Egipcios,” el “Evangelio o Recuerdos de Pedro,” los “Oráculos o Dichos de Cristo,” y decenas de otras producciones piadosas, una colección que aún puede ser leída en “El Nuevo Testamento Apócrifo.” Hombres sin escrúpulos escribieron Evangelios y les pusieron los nombres de prominentes personajes cristianos, para darles una apariencia importante. Las obras fueron realizadas a nombre de los apóstoles y aún a nombre de Cristo mismo. Los grandes maestros cristianos enseñaban que era una virtud engañar y mentir para la gloria de la fe. Dean Milman, el historiador cristiano dice: “El fraude piadoso era reconocido y admitido.” El Rdo. Dr. Giles escribe: “No puede haber duda de que un gran número de libros fueron escritos entonces, sin ningún otro propósito que el de engañar.” El profesor Robertson Smith dice: “Había una enorme masa flotante de literatura falsa, creada para adaptarse a la opinión de determinados grupos.” La iglesia primitiva estaba inundada con escritos religiosos falsos. De esta literatura masiva, nuestros Evangelios fueron elegidos por sacerdotes y llamados la inspirada Palabra de Dios. ¿Fueron estos Evangelios también falsos? No hay la certeza de que no lo fueran. Pero déjenme preguntar: Si Cristo fue un personaje histórico, ¿por qué habría sido necesario falsificar documentos que probaran su existencia? ¿Alguna vez pensaría alguien en falsificar documentos para demostrar la existencia de una persona de la que realmente se había reconocido su existencia? Las falsificaciones de los primeros cristianos, son un tremendo testimonio de la debilidad de la causa cristiana.
Dado que los gnósticos atribuyeron sus “evangelios” a prominentes personajes claves de la iglesia del primer siglo, tales como Pedro, Tomás y María Magdalena, uno pensaría que esto le daría peso al caso de que la iglesia primitiva era fiel en atribuir sus documentos a las personas correctas. ¿Por qué atribuirle los Evangelios a gente de segunda importancia como Marcos y Lucas? Después de todo, la iglesia primitiva afirma claramente que Marcos obtuvo mucha de su información de Pedro, así que ¿por qué no atribuírselo a Pedro, si se trata de credibilidad? No se menciona nada de esto en el artículo. Además, los Evangelios gnósticos, NO fueron escritos para probar la existencia de Jesús. Los Infieles del Internet, no muestran absolutamente ningún entendimiento o apreciación del trasfondo del gnosticismo, ni las pertinentes agendas detrás de los documentos que están siendo propagados. No hubo ni siquiera una pequeña disputa en la iglesia primitiva, en cuanto a la autoría de los cuatro Evangelios canónicos. Para cualquier persona, incluso vagamente familiarizada con la historia de la iglesia primitiva, este argumento difícilmente resulta convincente.
¿Qué es un infiel? – La reclamación del “plagio” de las religiones paganas
Una reclamación que surge frecuentemente en el sitio web de los Infieles del Internet, es la acusación de que el cristianismo es una adaptación de varias religiones paganas y mitología, una reclamación que durante mucho tiempo ya ha sido rechazada por la mayoría de los expertos. En vista de esta acusación, no tiene ningún sentido que judíos sinceros, monoteístas, arraigados a la cultura palestina, hubieran tomado prestado conceptos de “misteriosas religiones” paganas, para posteriormente haber enfrentado la muerte, proclamando lo que ellos sabían que era una absoluta conspiración.
Sin embargo, James Still escribe en Los Misterios del Nacimiento Virginal e Infancia de Cristo.
Al paso del tiempo, podía verse que el Reino de Dios tardaba en llegar. Entre los judíos helénicos y los griegos paganos, quienes consideraron convertirse al cristianismo, esta tardanza presentaba más preguntas que respuestas. Además, los griegos paganos, quienes iban a hacer convertidos al cristianismo y eventualmente a desarrollarlo, eran escépticos por naturaleza ante cualquier nuevo salvador y las recompensas celestiales que pudiera prometer. Estos griegos tenían que decidir y elegir entre docenas de misteriosos cultos y dioses que habían surgido, cada uno prometiendo riqueza y felicidad eterna en una futura vida celestial. Jesús tenía muy poco que ofrecer a estos griegos. Él era a todas luces, un Mesías judío mortal, hablando solo a los hijos de Abraham, y diciéndoles que prepararan el camino del Señor, quien reconstruiría una nueva Jerusalén, especialmente para su pueblo elegido. El Jesús que era conocido por sus seguidores durante la mitad y a finales del primer siglo (antes de los Evangelios de Mateo, Lucas y Juan) no compartía los atributos de las deidades honradas como el salvador moral tradicional de Dionisio y Heracles. Los atributos posteriormente añadidos a Jesús, del nacimiento virginal eran necesarios, si Jesús iba a ser aceptado por los paganos del mundo helénico.
Pero entonces, ninguna narración de los dos nacimientos concernientes a Dionisio, sugerían un nacimiento virginal. De acuerdo a una leyenda, Dionisio es el producto de Zeus y Perséfone. Hera se volvió locamente celosa y trató de destruir al infante, enviando a los Titanes a matarlo. Zeus vino al rescate, pero era demasiado tarde. Los Titanes se lo habían comido todo, excepto el corazón de Dionisio. Entonces Zeus, tomó el corazón y lo implantó en el vientre de Sémele. En la segunda leyenda, Zeus impregna a una mujer mortal, Sémele, despertando los celos de Hera. Hera convence a Sémele de pedir a Zeus que le revele su gloria, pero como ningún mortal puede ver a los dioses y vivir, Sémele es instantáneamente incinerada. Zeus entonces toma el feto de Dionisio y lo cose en su propio muslo hasta su nacimiento. Como podemos ver, ningún nacimiento virginal ocurre, sino que así es como se dice que Dionisio se había convertido en una deidad renacida, puesto que nació dos veces.
Richard Carrier basa su argumento en otro hecho, que “Horus de Grecia es descrito como el primero en reinar mil años. Después de su muerte, es sepultada por tres días, al final de los cuales, él triunfa sobre Tifón, el malvado príncipe, y resucita de nuevo para vivir eternamente.” Pero Carrier está equivocado. La única conexión que podemos hacer con Horus resucitado, es si consideramos la eventual unión de Horus y Osiris. Pero tal teoría está llena de contradicciones, aparentemente advertidas por los egipcios, puesto que más tarde alteraron sus creencias para corregir tales contradicciones. En la leyenda egipcia, Osiris es, o desmembrado por Set en batalla, o sellado en el pecho y ahogado en el Nilo. Entonces Isis reúne y vuelve a pegar todos los pedazos del cuerpo de Osiris y lo resucita para concebir un heredero que vengará la muerte de Osiris (aunque técnicamente Osiris nunca es realmente resucitado, puesto que se le prohíbe regresar al mundo de los vivos).
El sitio de los Infieles está salpicado con otras tantas desinformaciones concernientes a deidades paganas y el frecuente alegato de que los cristianos “tomaron prestado” material de ellos. Tales afirmaciones siguen esperando ser aprobadas o aún apoyadas por la más mínima evidencia.
¿Qué es un infiel? – Conclusión
El sitio del Internet, Infidels.org, es meramente un re-empaquetado de viejas teorías de conspiración, así como de flagrante desinformación y exageraciones, la mayoría de las cuales desde hace ya mucho tiempo, han sido abandonadas por el consenso de los eruditos. Sin embargo, los infieles siguen atrayendo un importante volumen de tráfico del Internet. En historia, hay muy poco que es cierto, pero también hay un nivel de escepticismo que hace imposible la tarea del historiador. Además, la tesis de que la iglesia primitiva tomó material de antiguas religiones paganas y que Jesús nunca existió, requiere de un selectivo escepticismo acerca de cuáles fuentes son confiables y como otras deben ser interpretadas adecuadamente. Al final, si los Infieles del Internet tienen razón en su afirmación de que Jesús nunca existió, esto hace del cristianismo un fenómeno aún más increíble que si Él hubiera vivido. Como el salmista testifica correctamente, “Dice el necio en su corazón, ‘No hay Dios'” (Salmo 14:1).
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