1. Que no les falte la fe y que nunca duden de la bondad de Dios.
Toda dificultad puede causar una de dos cosas en el ser humano: Que dudemos del cuidado de Dios y perdamos la esperanza, o que nuestra fe se fortalezca al punto de ser inquebrantable, como lo era para los tres amigos de Daniel en la Biblia.
Cuando estos tres jóvenes en Babilonia estaban siendo forzados a negar al Dios verdadero y postrarse ante un ídolo, su respuesta fue una de confianza total en el plan de Dios, pasara lo que pasara.
“Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará. Pero SI NO LO HACE, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has levantado (Daniel 3:17-18 énfasis agregado). ¡Ellos estaban dispuestos aun a morir por ser fieles al Dios verdadero y no negar su fe!
Jesucristo nos enseñó a orar a nuestro Padre que está en los cielos: “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal (Mateo 6:13). Es decir, debemos pedir que las pruebas no nos causen la tentación de dudar de Dios y pecar contra Él, sino una oportunidad para fortalecer nuestra fe.
Oremos por nuestros hermanos para que no les falte la fe en el amor de Dios por ellos.