“En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.”
~1 de Juan 5: 2-4 Reina Valera 1960
Y se llegó otra vez! La polémica fecha del año que por enésima vez – y con toda puntualidad – se distingue por las cantidades industriales de dulces y chocolates en las tiendas comerciales, oficinas, escuelas y hogares. La fecha del año en que se empiezan a ver calabazas, adornando calles, calaveritas colgando de los árboles, espantapájaros en los jardines y por supuesto los siempre inquietos niños vestidos de superhéroes, de vampiros, de hombres lobos, o cualquier otro personaje de ficción. De la misma manera y con la misma puntualidad esta es precisamente la fecha del año en la que muchos creyentes Cristianos (sin importar su denominación) empiezan también su propia transformación, que si bien no es por medio de maquillajes, vestidos o disfraces es una transformación de conducta moral, personal y espiritual. Una conducta irritable de rechazo y asco inmediato a todos y todo lo que tenga que ver con los eventos o tradiciones recurrentes cada año del 31 de octubre al 2 de noviembre. Esta forma de actuar y de pensar desarrolla un comportamiento completamente opuesto a lo que el Cristiano está llamado a ser y a hacer; cosa que a la larga socava la fe de nuevos creyentes y daña la reputación Cristiana de amor, paz y amabilidad.
Les confieso que desde pequeño mis amigos y yo nos disfrazábamos e íbamos de puerta en puerta por el vecindario pidiendo dulces. Ya que este dia nunca jamás significó otra cosa que el día en que todo chocolate y toda golosina tenía justificación para ser ingerida siempre y cuando fuéramos respetuosos en la forma de pedir y diéramos las gracias a quienes nos daban dulces. Honestamente nunca nos sentimos parte de un culto oscuro, o partícipes de blasfemias o hechicerías; íbamos por nuestros dulces y ya. Con excepción de algunas cuantas veces que fui espantado por algún travieso escondido en los arbustos, nunca sentí tanto miedo en halloween como cuando vi y escuche – ya de grande – a personas religiosas reprimiendo, regañando y hablando tan mal de pequeños por sus disfraces, sus dulces y por sus costumbres “paganas”. Niños que ni siquiera saben lo que “pagano” significa, niños cuyo único error evidente fue tocar la puerta de una persona religiosa malhumorada. Desde entonce me pregunto: ¿Porque deberia de dar más miedo el disfraz de un niño que toca la puerta vestido de superhéroe pidiendo dulces, que un Cristiano que abre su puerta para reprender de mala gana y asustar a un niño asegurandole que se va a ir derechito al infierno, sin siquiera ofrecer razón o motivo? Vaya ejemplo de los valores Cristianos ¿no lo crees?
Es cierto que hoy día los disfraces ya no son tan inocentes como lo fueron en mi niñez, y que hay muchas más facilidades y tentaciones para que los niños y aun los jóvenes se confundan e incluso se extravíen de su camino; por lo que es de vital importancia que los Cristianos actúen de buena fe en todo momento especialmente en estas fechas, para poder servir de protección y escudo a los más vulnerables. El deber del Cristiano es amar de manera incondicional, de perdonar, y de enseñar en todo momento asi como nosotros mismos fuimos amados, perdonados y enseñados por nuestro Señor Jesucristo. Amar a todos los que toquen a nuestra puerta sin importar la fecha u hora. Perdonar a quienes nos han ofendido o asustado ya sea por su apariencia o su comportamiento. Y enseñar bien a los pequeños su identidad y el valor que tienen en Cristo Jesús. Como lo dice la Biblia en Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. De esta manera no habrá la necesidad nula y francamente desabrida de hacer un espectáculo religioso en medio del vecindario cada año.
Es asi hermanos, que les invito a predicar verdaderamente los valores Cristianos de amabilidad, paz y amor en todo momento, incluso en halloween, principalmente por medio de sus acciones ya qué es la forma en que hacemos sentir a la gente lo que verdaderamente se recuerda y se aprecia aún mucho más que las palabras. No actuemos, ni mucho menos seamos los villanos de halloween que muchos tanto reprimen en el dia que los niños puede necesitar más de una caridad o una palabra de aliento. No seamos la razón por la cual un niño que toca a la puerta vestido de superhéroe hoy no quiera jamás intentar entrar a una iglesia vestido de alegria mañana. No tengamos miedo, si en verdad estamos cimentados en nuestra fe en Cristo, de intentar ser luz en halloween ya que aunque estemos en el mundo no somo del mundo. Por sobre todas las cosas no manchemos la reputación de los valores Cristianos actuando en formas contradictorias a las que fuimos llamados a ser. Seamos victoriosos en todo momento a través de nuestra fe y aprovechemos estas fechas para cimentar y alentar la fe de todos los hijos de Dios, grandes o pequeños en amor, en lugar de excluirlos y tacharlos de pecadores paganos recordando que: “En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios…todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” ( 1 de Juan 5:2-4).